El vino de Asturias

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El vino de Asturias

La elaboración de vino en Asturias nace con la agricultura de la vid y, sobre todo, con el afianzamiento de monasterios y conventos que buscaban sitios seguros, bien protegidos de escaramuzas árabes y con una climatología adecuada para sus plantaciones. La Asturias central y, máxime, la occidental coparon prácticamente toda la producción vinícola autóctona. El resto de la asturianía se abastecía de vinos gallegos de Ribadavia, leoneses de El Bierzo y en la zona oriental, como Llanes, de vinos franceses.

Tal era la importación de vinos foráneos y el comercio a que estaban sometidos, que la Junta General del Principado hubo de fijar precios de compra-venta, así como las condiciones que debieran reunir tanto los expendedores como los propios locales (tabernas) donde se vendían. Más aún, para compensar esa necesaria importación vinícola la Junta intentó fomentar las plantaciones de viñedos:

«Disposiciones adoptadas el 9 de enero de 1595. Art. 156. Viñas.—Y donde en los tales terminos ouiere viñas, poner las eis en el dicho apeo y todo ello con sus limites, y pliegos, y linderos; y dexarlo eis en el estado en que está; atento que el plantio de las dichas viñas es cossa loable util y necesaria en esta tierra; pero en lo adelante se ouiere de yr plantando, hagase con interbencion y licencia de los vecinos del lugar, o al menos de los dos Diputados».

El 8 de noviembre de 1596 se dicta la Ordenanza de la venta del vino para fijar precios de venta, ganancias y posibles sanciones a los infractores. Ante las dudas que podía ofrecer su interpretación, la propia Junta, en marzo de 1600, es más explícita:

« Vino de Ribadabia.—Los dichos caualleros y Procuradores dixeron y ordenaron [...] que desde aquí adelante, que en este dicho Principado se bendiese por grueso, no se puede bender ni benda a mas precio que a como sale a por menudo, contando a los dichos nuebe marabedis, deuaxo de las penas contenidas en la dicha ordenanza que siendo necesario aqui an por expresado e ynsertas».
Vino del sobre mar y de Andalucia.—Por quanto [...] cualquiera genero de uino que conduxese por mar, de qualquiera prouincia que fuese, mas que del de Riuadauia [.. ordenaron que desde aqui adelante no se pueda bender en este Principado ningun bino de Andalucía, ni por grueso ni por menudo, a mas precio de los dichos nuebe marauedis la puchera, conforme al mismo precio y postura que esta puesto el dicho uino de Riuadauia [...l.
Vino de Portugal.—[...] que el vino de Romallosa y Porto y Salbatierra y Caparique, no se puedan bender de aqui adelante, en grueso ni por menudo, a mas de ocho maravedís la puchera [...].
Vino de Galicia"...] que de aquí adelante no se pueda bender ningun bino de Betanços ni Ribero, si no fuera el de Betanços a siete marabedis la puchera y por grueso al mismo precio... y el de Ribero a seis marabedis la puchera [...].
Vino de Francia.—[...] que el uino de Francia, ansi el blanco como el tinto, desde aquí adelante no se pueda uender a mas precío que a siete marabedis la puchera por menudo y a respeto deste precio de a siete marabedis la puchera por grueso...

Un detalle curioso: cinco años después de fijados tos precios, en 1605, la Junta General autorizó

«[...] de que se vendiese al precio de diez marauedis el quartillo [...] y el mismo marauedi se sube en los mas vinos de Xerez y Porto que vengan por sobre mar».

Pese a esta importación de vinos foráneos, el vino asturiano mantuvo su presencia tanto en las casas particulares como en los mercados. A finales del siglo XVIII, por ejemplo, aún se bebía por Oviedo el vino de Candamo, «agrio y de pésima calidad», al sentir del cronista. Quienes mantenían su pujante vigencia eran los vinos del occidente (Cangas del Narcea, Ibias, Grandas de Salime, Pesoz, Boal, Allande, Tineo...); zonas todas ellas bajo la influencia del monasterio de Corias cuyos moradores, los monjes benitos, habían llevado vides (hay quienes aseguran que algunas de origen centroeuropeo) en abundancia e iniciado la vinicultura allá por el siglo XII.

Aunque en muchos de estos municipios se sigue cultivando algo de vid y elaborando vino (caso, por ejemplo, de Pelorde, Doiras o San Emiliano), únicamente con carácter doméstico, en Cangas del Narcea aún se mantiene con más pujanza la actividad vitivinícola.

El vino de Cangas, el auténtico, elaborado en la zona con uvas de la localidad, es un tinto de mucha capa, color rojo rubí muy oscuro y fuertes tonos morados, de elevada acidez fija, muy astringente (los hollejos permanecen mucho tiempo en contacto con el mosto durante la fermentación), áspero y de baja graduación (entre los 8 y 10 grados).

Cuando se siguen procesos de vinificación adecuados, estos vinos son agradables y combinan muy bien con la gastronomía típica de la comarca (embutidos, potes...). Para degustarlos en su ambiente deben beberse por un cachu, cuenco de madera de nogal o de abedul que, para que todo salga bien, debe cocer con el vino cuando éste fermenta en las tinajas.